El dolor de espalda en el embarazo es una de las molestias más comunes que padecen las mujeres durante la gestación. La intesidad puede variar de moderada a aguda y es un dolor que en algunos casos durará solo unas semanas, mientras que en otros puede mantenerse hasta varios meses.
Este dolor no es un simple problema sin importancia. Si no se trata de forma adecuada, puede afectar de forma negativa en el día a día de quien lo padece. Además, el dolor de espalda en el embarazo puede ocasionar problemas incluso después de dar a luz.
Las mujeres que ya sufrían dolores de espalda desde antes del embarazo, sobre todo en la zona lumbar, son quienes más riesgo tienen de padecerlo durante la gestación. De hecho, las molestias pueden presentarse en etapas tempranas del embarazo. Lo más habitual, no obstante, es que este dolor se manifieste entre el quinto y el séptimo mes de embarazo.
¿Qué causa el dolor de espalda en el embarazo?
Cuando una mujer queda embarazada, su útero se expande y se desplaza el centro de gravedad, estirando y debilitando los músculos abdominales. Esto hace que la postura corporal cambie. En consecuencia, la espalda está sometida a una mayor presión.
Por otro lado los cambios hormonales durante el embarazo provocan la distensión de las articulaciones y los ligamentos que conectan la pelvis con la columna vertebral. Ello puede hacernos sentir menos estables o con dolor al estar de pie o sentadas durante mucho tiempo. Los principales tipos de dolor de espalda en el embarazo, son:
- Dolor lumbar. Afecta a la parte baja o central de la espalda. Este dolor aumenta al estar de pie o sentado y está provocado por la mayor curbatura de la columna durante la gestación. La mala alineación de las vértebras de la columna afecta a las articulaciones y provoca dolor de espalda, que puede irradiar hacia los lados.
- Ciática. En la parte superior del glúteo y en algunos casos irradia hasta la parte posterior del muslo, la pierna y el pie. Se debe a la compresión de los nervios ciáticos en su salida por el sacro, que está en una posición más forzada de lo habitual. Este dolor aparece en el 35% de los embarazos.
- Dorsalgia. En la parte superior de la espalda. Este dolor se produce per las contracturas musculares derivadas de una mala posición de la columna.
- Cuando alguno de los nervios que están entre las costillas se inflama, aparece el dolor costal o neuritis intercostal. Ello puede provocar bastantes molestias, como dolor en un lado del tórax y escozor. Suele aparecer en el tercer trimestre del embarazo.
Ante cualquiera de estas circunstancias. ¿Qué se puede hacer para prevenir o tratar el dolor de espalda durante el embarazo? Veamos.
Consejos para la prevención y el tratamiento
Lo primero que debemos tener claro es que cada caso es distinto y conviene consultar siempre con tu ginecólogo de confianza. No obstante, hay una serie de recomendaciones generales que pueden ayudarte a prevenir o a tratar el dolor de espalda en esta etapa. Las principales son:
- Salvo que sea necesario por motivos médicos, evita un reposo excesivo.
- Trata de mantener las caderas hacia delante y la espalda recta. No camines arqueada ni sacando el abdomen.
- Intenta no pasar demasiado tiempo de pie y cambia de postura todo el tiempo.
- No levantes objetos pesados ni otros niños. Si tienes que agacharte, flexiona las rodillas y levántate con la fuerza de las piernas y la espalda recta.
- Utiliza zapatos de tacón bajo, que tengan un buen apoyo en el arco del pie.
- Siéntate en sillas con buen apoyo para la espalda y, si puedes, coloca una pequeña almohada detrás de la cintura. Si debes permanecer así mucho tiempo, trata de levantarte de hora en hora.
- Para dormir lo más recomendable es un colchón duro y en posición lateral, colocando la almohada entre las piernas para dar más apoyo a la espalda.
- Haz ejercicios para entrenar y fortalecer los músculos.
Además de todo ello, las mantas térmicas, las bolsas de agua caliente y los analgésicos pueden ayudar a sobrellevar mejor este dolor y encontrar un alivio. Aprender técnicas de relajación puede ser también muy útil, sobre todo a la hora de acostarse. Si pese a todo el dolor persiste, coméntale lo que ocurre a tu médico, para que pueda asesorarte y ayudarte con este problema.