La pregorexia en el embarazo es un trastorno alimentario que puede llegar a tener consecuencias en el desarrollo del bebé. Por eso, es importante conocer sus síntomas y abordar el problema a tiempo. ¿En qué consiste exactamente este trastorno? ¿Cómo se puede tratar? Veamos.
Pregorexia: ¿por qué aparece?
Cuando se reduce drásticamente la ingesta de calorías y nutrientes para no subir de peso corporal, se puede terminar desarrollando un trastorno conocido como pregorexia. Este problema alimentario puede comportar también la realización de deporte extremo y comportamientos inadecuados de atracones y purgas.
Las mujeres que han padecido un trastorno alimentario previo son las más proclives a desarrollar pregorexia durante el embarazo. Sin embargo, también puede aparecer en personas que no han tenido ningún desorden de este tipo antes.
Las causas que provocan su aparición son psicológicas y tienen que ver con la presión social que hay para un «cuerpo 10» en todas las fases de nuestras vidas.
La realidad es que solo una minoría de embarazadas termina sufriendo este desorden, pero igualmente hay que ser conscientes de su existencia y estar alerta a sus signos para que el feto pueda desarrollarse con normalidad.
Síntomas de la pregorexia en el embarazo
Este trastorno suele presentar múltiples síntomas. Los principales son:
- No se gana peso durante el embarazo. A veces incluso se pierde de forma notable.
- La mujer embarazada deja de comer normalmente.
- Sentimientos de ansiedad o miedo irracional ante la idea de ganar peso.
- Aumento excesivo de la actividad deportiva durante el embarazo.
- Inducción al vómito.
- Cansancio excesivo.
- Problemas para concentrarse.
Esta obsesión por perder peso debe manifestarse de una forma evidente y prolongada.
Consecuencias de la pregorexia para la madre y el bebé
Las embarazadas con pregorexia pueden llegar a tener una serie de problemas de salud, como hipertensión, desnutrición, descalcificación ósea o – incluso- desprendimiento de la placenta, disminución de líquido amniótico y baja producción de leche materna. La piel seca y las arritmias también pueden ser otras de las consecuencias.
El futuro bebé también puede verse afectado. Los efectos más probables en él son:
- Bajo peso al nacer
- Probabilidades mayores de sufrir un retraso mental.
- Insuficiencia respiratoria
- Déficit de atención con hiperactividad.
- Otras alteraciones neurológicas.
Además, aumentan las probabilidades de un parto prematuro o con complicaciones. ¿Qué hacer entonces ante esta situación?
Lo primero, si sospechas que puedes tener pregorexia en el embarazo – o si crees que alguien cercano a ti la padece-, es consultar con tu ginecólogo de confianza. Él podrá orientarte y explorar las opciones que hay para superar este problema. El tratamiento normalmente es multidisciplinar e involucra a psiquiatras, psicólogos, obstetras, nutricionistas y enfermeros.
En estos casos el apoyo y la vigilancia de la familia es fundamental. Recuerda que lo normal en una mujer embarazada es ganar entre 9 y 12 kilos de peso, con un aporte diario de unas 2.000 kilocalorías durante el primer trimestre y un poco mayor en el segundo y tercero.