El consumo desmedido de alcohol provoca daños graves en el organismo que, en el caso de estar embarazada, pueden extenderse al futuro bebé. Este conjunto de trastornos y anomalías que se derivan de la exposición del feto al alcohol durante la etapa gestacional se conocen con el nombre de Síndrome Alcohólico Fetal o SAF. Trastornos físicos y mentales Los trastornos físicos y mentales que puede provocar en el feto el consumo de alcohol durante el embarazo, son: Anomalías craneo – faciales. Por ejemplo, puede producirse un aplanamiento del espacio entre la nariz y el labio superior. Retrasos en el desarrollo. Los recién naciodos afectados pueden tener un peso y una talla por debajo de lo esperado. Daños en el desarrollo cerebral. El Sistema Nervioso Central también puede verse afectado en diferentes grados, según la exposición al alcohol que haya tenido el feto. Estos daños pueden darse tanto en la estructura anatómica del cerebro (microcefalia), como en el funcionamiento neurológico (epilepsia, pérdida de audición, problemas visuales) o intelectual (agresividad, ira, retraso mental o dificultades en el aprendizaje y la memoria). Las consecuencias del consumo de alcohol de forma continuada durante el embarazo puede conllevar daños irreparables para el bebé. Por eso, es importante evitar su ingesta. De hecho, estudios indican que el efecto del alcohol sobre el bebé es peor que el de otras drogas. Actualmente se estima que 3 de cada mil recién nacidos se ven afectados por este síndrome. Cómo se aborda el Síndrome Alcohólico Fetal Sin duda, el mejor abordaje para este Síndrome es la prevención. Evitando el consumo de alcohol durante el embarazo, no aparecerá ninguna de las alteraciones del SAF por esta causa. Si las lesiones ya se han producido, debes saber que no existe ningún tratamiento específico para este Síndrome. Cada caso es único, por lo que el especialista abordará los síntomas de forma personalizada. Normalmente se recurre a la farmacoterapia, a la psicoterapia y a los tratamientos de logopedia para hacer frente a los problemas que ocasiona el consumo de alcohol durante el embarazo. Si crees que tienes una adicción al alcohol y quieres quedarte embarazada, es fundamental que abordes este tema con tu ginecólogo de confianza y puedas seguir un programa de desintoxicación efectivo antes de dar ese paso para evitar que tu bebé pueda nacer con este tipo de anomalías.
Crecimiento del útero y suelo pélvico. Cambios a tener en cuenta durante el embarazo.
El embarazo es una etapa de muchos cambios para el cuerpo de una mujer. No es para menos, pues éste debe prepararse a contrareloj para acomodar al bebé. Durante este proceso nuestra estabilidad y postura corporal se modifican. Ello suele provocar una serie de patologías o dolores (algias). La relación entre crecimiento del útero y suelo pélvico debe tenerse, por tanto, muy en cuenta. Veamos cuáles son algunos de estos cambios más comunes y sus efectos. Cambios que provoca el crecimiento uterino El crecimiento uterino durante la gestación provoca la posteriorización del eje de gravedad. En consecuencia, la curva lumbar aumenta y se producen diversas modificaciones corporales compensatorias. También es habitual que se dé una hiperextensión de rodillas, un aplanamiento de los arcos plantares y un aumento de la base de sustentación. Por otro lado aumenta la presión sobre el talón y las costillas se horizontalizan, lo que conlleva un aumento del diámetro de la caja torácica. Crecimiento del útero y suelo pélvico: consecuencias Todos estos son, en definitiva, cambios que pueden ocasionar dolores como lumbalgias, pubalgias, sacroileítis, coxigodinias, dolor en las plantas en los pies o en las rodillas; también pueden aparecer síntomas propios del Síndrome del Túnel Carpiano. Estos cambios propios del embarazo afectan igualmente al suelo pélvico. El aumento de peso progresivo y la presión creciente sobre esta zona hace que el suelo pélvico pierda tono y se distienda, lo que puede llevar a un déficit funcional. Además, debes tener en cuenta que el suelo pélvico se ve afectado por el factor hormonal. Todo ello hace que se vuelva más laxo y menos competente en dos funciones claves: la de cierre y la de sostén. Estas circunstancias podrían derivar en pérdidas de orina, pesadez vaginal, infecciones urinarias o problemas de estreñimiento. Ya en los últimos meses de gestación, la compresión pélvica y perineal favorece la aparición de edemas y varices. Conclusión Durante el embarazo hay un sinfín de cambios provocados por el crecimiento del útero. Experimentarlos es algo común y, aunque no debes asustarte, es importante que les prestes atención. Como ves tienen causas justificadas pero no por ello debes asumir que es algo normal y dejarlo pasar sin más. Cualquier cambio que experimentes es importante que lo consultes con tu ginecólogo de confianza en Castellón o en la provincia en la que residas. Debes acudir también a todos los controles durante el embarazo. De este modo, junto a tu médico podrás establecer estrategias de prevención para evitar estas molestias y dolores y conocer las opciones terapéuticas que hay para poder tratar estos efectos.
Dolor de espalda en el embarazo. ¿Cómo se puede aliviar?
El dolor de espalda en el embarazo es una de las molestias más comunes que padecen las mujeres durante la gestación. La intesidad puede variar de moderada a aguda y es un dolor que en algunos casos durará solo unas semanas, mientras que en otros puede mantenerse hasta varios meses. Este dolor no es un simple problema sin importancia. Si no se trata de forma adecuada, puede afectar de forma negativa en el día a día de quien lo padece. Además, el dolor de espalda en el embarazo puede ocasionar problemas incluso después de dar a luz. Las mujeres que ya sufrían dolores de espalda desde antes del embarazo, sobre todo en la zona lumbar, son quienes más riesgo tienen de padecerlo durante la gestación. De hecho, las molestias pueden presentarse en etapas tempranas del embarazo. Lo más habitual, no obstante, es que este dolor se manifieste entre el quinto y el séptimo mes de embarazo. ¿Qué causa el dolor de espalda en el embarazo? Cuando una mujer queda embarazada, su útero se expande y se desplaza el centro de gravedad, estirando y debilitando los músculos abdominales. Esto hace que la postura corporal cambie. En consecuencia, la espalda está sometida a una mayor presión. Por otro lado los cambios hormonales durante el embarazo provocan la distensión de las articulaciones y los ligamentos que conectan la pelvis con la columna vertebral. Ello puede hacernos sentir menos estables o con dolor al estar de pie o sentadas durante mucho tiempo. Los principales tipos de dolor de espalda en el embarazo, son: Dolor lumbar. Afecta a la parte baja o central de la espalda. Este dolor aumenta al estar de pie o sentado y está provocado por la mayor curbatura de la columna durante la gestación. La mala alineación de las vértebras de la columna afecta a las articulaciones y provoca dolor de espalda, que puede irradiar hacia los lados. Ciática. En la parte superior del glúteo y en algunos casos irradia hasta la parte posterior del muslo, la pierna y el pie. Se debe a la compresión de los nervios ciáticos en su salida por el sacro, que está en una posición más forzada de lo habitual. Este dolor aparece en el 35% de los embarazos. Dorsalgia. En la parte superior de la espalda. Este dolor se produce per las contracturas musculares derivadas de una mala posición de la columna. Cuando alguno de los nervios que están entre las costillas se inflama, aparece el dolor costal o neuritis intercostal. Ello puede provocar bastantes molestias, como dolor en un lado del tórax y escozor. Suele aparecer en el tercer trimestre del embarazo. Ante cualquiera de estas circunstancias. ¿Qué se puede hacer para prevenir o tratar el dolor de espalda durante el embarazo? Veamos. Consejos para la prevención y el tratamiento Lo primero que debemos tener claro es que cada caso es distinto y conviene consultar siempre con tu ginecólogo de confianza. No obstante, hay una serie de recomendaciones generales que pueden ayudarte a prevenir o a tratar el dolor de espalda en esta etapa. Las principales son: Salvo que sea necesario por motivos médicos, evita un reposo excesivo. Trata de mantener las caderas hacia delante y la espalda recta. No camines arqueada ni sacando el abdomen. Intenta no pasar demasiado tiempo de pie y cambia de postura todo el tiempo. No levantes objetos pesados ni otros niños. Si tienes que agacharte, flexiona las rodillas y levántate con la fuerza de las piernas y la espalda recta. Utiliza zapatos de tacón bajo, que tengan un buen apoyo en el arco del pie. Siéntate en sillas con buen apoyo para la espalda y, si puedes, coloca una pequeña almohada detrás de la cintura. Si debes permanecer así mucho tiempo, trata de levantarte de hora en hora. Para dormir lo más recomendable es un colchón duro y en posición lateral, colocando la almohada entre las piernas para dar más apoyo a la espalda. Haz ejercicios para entrenar y fortalecer los músculos. Además de todo ello, las mantas térmicas, las bolsas de agua caliente y los analgésicos pueden ayudar a sobrellevar mejor este dolor y encontrar un alivio. Aprender técnicas de relajación puede ser también muy útil, sobre todo a la hora de acostarse. Si pese a todo el dolor persiste, coméntale lo que ocurre a tu médico, para que pueda asesorarte y ayudarte con este problema.
Déficit de yodo durante el embarazo ¿Se puede prevenir?
El déficit de yodo durante el embarazo es una de las principales causas evitables de lesión cerebral en el feto. Esta carencia puede causar también problemas de desarrollo en el bebé: los llamados Transtornos por Déficit de Yodo (TDY). Por eso, en este artículo os hablaremos de la importancia de este mineral para el organismo y de por qué debemos asegurarnos de recibir el aporte de yodo necesario, sobre todo si estás pensando en quedarte embarazada pronto. El yodo, ¿por qué es tan importante? El yodo es clave para el crecimiento del niño y para regular funciones vitales como la temperatura corporal o la frecuencia cardíaca. Este mineral juega un papel importante en el proceso de conversión de los alimentos en energía, en la producción de las hormonas tiroideas y en el crecimiento de todos los órganos, especialmente del cerebro. Nuestro cuerpo necesita, por tanto, un mínimo aporte diario de yodo para funcionar correctamente. Este aporte lo conseguimos a través del consumo de alimentos ricos en yodo o del uso de sal yodada. Cuando una mujer está embarazada o está dando de mamar a sus hijos, las necesidades de yodo de nuestro organismo aumentan hasta 250g/día y es importante asegurarse de que no hay ninguna carencia en este sentido para el desarrollo cerebral del bebé. La yododeficiencia podría provocar retrasos de crecimiento intrauterino y ciertos defectos congénitos. En madres con hipotiroidismo no tratadas podría provocar abortos o problemas de aprendizaje en los niños. Por tanto, aunque el yodo es un nutriente imprescindible para nuestra salud, lo es especialmente durante la etapa del embarazo. Cómo prevenir el déficit de yodo durante el embarazo Un médico podrá aconsejarte cambios en la dieta o recomendarte suplementos farmacológicos para evitar el déficit de yodo durante el embarazo. Ello debe hacerse teniendo en cuenta cada caso en particular. Si quieres ser madre pronto, lo ideal es que hables con tu ginecólogo para comenzar a prepararte para el embarazo. Del mismo modo, si ya estás embarazada, debes tener este aspecto en cuenta y asegurarte que el yodo está incluido en tu dieta y con una dosis adecuada. Los elementos recomendados y alimentos ricos en yodo que conviene incluir en nuestra dieta son: La sal de cocina con yodo agregado, que será la fuente principal de adquisición de este elemento. Los mariscos Pescados como el bacalao, el róbalo, la perca o el abadejo. El alga parda o marina. Ciertos productos lácteos enriquecidos. Si tienes ya hijos, el yodo también será fundamente para su crecimiento. Algunos consejos son: Aumenta los alimentos ricos en yodo, como pescado de mar o marisco, en su alimentación. Utiliza sal yodada en las comidas. Una cucharilla de café es suficiente para cubrir las necesidades diarias de yodo. Asegúrate que en el comedor escolar utilizan sal yodada en dosis adecuadas para la elaboración de los menús. Además del yodo, también otros elementos como el ácido fólico, el calcio o el omega 3 son altamente recomendables para un embarazo saludable. Es sí, sin pasarse, porque un exceso de yodo también puede ser perjudicial.